“Que lo sepan: A mí no me pasó como a Gelsomina. Nadie me vendió. La única decisión que tomé en mi vida con plena libertad fue la de unirme al circo, al Circo Iberia”.
Fue así como empecé a rodar por España, de las Alpujarras a Manganeses de la Polvorosa, de Tordesillas a Ibi y aun más allá. En esos años, fui miembro nada honorable de una sociedad marginal, ambulante, filosófica, artística y estafadora, dedicada a vagar de pueblo en pueblo para entretener el gusto, el tedio y la ilusión de sus gentes.
Ilustrados y aventureros, el fantástico hombre bala, la mujer barbuda, el mono Pitirra, los payasos musicales y los perritos equilibristas terminaron por descubrirme unas cuantas verdades que aquí vengo a compartirles.
NUEVA EDICIÓN
Disponible en AMAZON ☆☆☆ Podcast en ANCHOR
